La cabeza le
daba vueltas, tenía el cuerpo dolorido, sentía palpitar su carne
bajo la piel amoratada. Supo que había estado al filo de la navaja
una vez más. No podía permitir que volviera a pasar, sabía lo que
aquello significaba. Miró al teléfono con preocupación y caminó
lentamente, cada paso se sentía más pesada, cuando apenas quedaba
una última zancada se derrumbó sobre el sofá. Allí tumbada cerró
los ojos y recordó palabras de amor que sonaban a un futuro mejor,
los besos tiernos que había olvidado como sabían, aquellos abrazos
cálidos... Repentinamente un llanto la sacó de su fantasía, abrió
los ojos y miró desconcertada la habitación oscura, iluminada por
la luna que entraba por la ventana. Una sonrisa apareció en su cara
y extendió el brazo, cogió el teléfono y marcó el 016, al
escuchar la voz al otro lado se sintió libre, todo el peso había
desapareció y era de nuevo una pluma. Una sombra luminosa recorrió
la habitación, era la silueta de una lechuza que se alejaba volando.
Aquel misterioso llanto había desaparecido
Micro-relato presentado al concurso de JSG/MSG con motivo del 8 de Marzo